
Con la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y sus declaraciones sobre implementar deportaciones masivas, el Gobierno de la Ciudad de México, en conjunto con diversas organizaciones civiles, ha comenzado a implementar un plan de acción para enfrentar el impacto de un posible aumento de migrantes repatriados.
Funcionarios capitalinos han iniciado reuniones con representantes de albergues para conocer sus necesidades, recopilar experiencias y evaluar su capacidad de atención. Entre las medidas anunciadas, destaca la creación de tres nuevos albergues: dos en los Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS) Tepito y Coruña, y un tercero en el corazón de la ciudad.
A nivel nacional, el gobierno mexicano tiene previsto establecer 25 centros de atención para migrantes, cada uno con capacidad para albergar a 2,500 personas. Mientras tanto, ciudades fronterizas como Tijuana han declarado estado de emergencia para prepararse ante una posible crisis migratoria.
La presidenta Claudia Sheinbaum subrayó la relevancia de la cooperación entre México y Estados Unidos, señalando que la unidad de América del Norte será fundamental para superar desafíos económicos y sociales a nivel global.
Además de habilitar albergues, el plan contempla servicios esenciales como alimentación, atención médica y apoyo psicológico para los migrantes. Organizaciones civiles han comenzado a recolectar víveres y recursos, previendo un aumento significativo en el flujo migratorio.
Este esfuerzo conjunto busca garantizar una respuesta humanitaria y eficaz a las posibles políticas migratorias de la nueva administración estadounidense.


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