Desde el inicio de su mandato, Andrés Manuel López Obrador optó por vuelos comerciales, pero hacia el final de su sexenio comenzó a utilizar los jets Grumman de la Sedena, los aviones más exclusivos de la aviación ejecutiva.
Esta decisión estuvo influenciada por ciertos episodios incómodos con pasajeros que mostraron actitudes inapropiadas hacia su presencia.
Ahora, con Claudia Sheinbaum al frente, la situación es diferente. Su gobierno ha adoptado una postura más confrontativa frente al crimen organizado, lo que ha llevado a reforzar las medidas de seguridad en sus traslados. Fuentes de Palacio indican que, actualmente, la presidenta alterna entre vuelos comerciales y jets oficiales del gobierno, aunque en la Sedena hay un fuerte deseo de que Sheinbaum utilice exclusivamente los Grumman, más seguros.
El incidente del pasado fin de semana, en el que un pasajero intentó secuestrar un avión de Volaris, subraya la creciente preocupación de las autoridades. Los generales han utilizado este suceso como un ejemplo claro de los riesgos que deben evitarse. En una reciente reunión de gobernadores en Acapulco, se discutió a fondo el panorama de seguridad y las posibles represalias más drásticas de los cárteles, que ya han cobrado la vida de políticos de diversos partidos, como el PRI, el Verde y MC, desde que Sheinbaum asumió la presidencia.
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