La herencia destructiva de Trump al comercio mundial

Cuando Donald Trump dejó la presidencia en 2021, el mundo respiró con alivio. Sin embargo, el eco de sus políticas económicas más agresivas —en particular, su cruzada arancelaria— continúa resonando en los mercados, las economías y las relaciones internacionales como un daño colateral que no conoce fronteras.

Trump vendió sus aranceles como una defensa del trabajador estadounidense, una supuesta táctica para traer de regreso empleos industriales y “poner a América primero”. En la práctica, lo que dejó fue una economía tambaleante, una cadena de suministro global fracturada y una guerra comercial que disparó la inflación y sembró inestabilidad económica en todo el planeta.

A sortear aranceles y la incertidumbre - Lado.mxEE.UU.: víctima de su propio proteccionismo

Irónicamente, el país que más ha sufrido por estos aranceles ha sido Estados Unidos. Las tarifas impuestas a productos chinos, europeos y latinoamericanos encarecieron los bienes de consumo para las familias estadounidenses, afectaron a las pequeñas empresas que dependen de insumos importados, y provocaron represalias comerciales que dañaron a exportadores agrícolas y manufactureros. Mientras Trump prometía crecimiento, sus aranceles empujaron la inflación al alza y debilitaron el poder adquisitivo de millones.

Efecto dominó global

El impacto no terminó en las fronteras estadounidenses. Países como México, Alemania y Canadá —socios comerciales clave de EE.UU.— vieron caer sus exportaciones, frenar inversiones y resentir sus mercados laborales. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha advertido que las políticas proteccionistas de finales de la era Trump contribuyeron a una desaceleración económica global, al aumentar la incertidumbre y restringir el comercio.

México, por ejemplo, cuya economía depende fuertemente de las exportaciones a EE.UU., vio caer su crecimiento a niveles mínimos, amenazado por la volatilidad del tratado T-MEC y por las tarifas impuestas al acero, aluminio y productos agrícolas. En Europa, las tensiones con la administración Trump por los aranceles al sector automotriz golpearon la confianza del consumidor y las bolsas.

El daño a largo plazo: desconfianza y fragmentación

Más allá de los datos económicos, el legado de los aranceles de Trump es político y estructural: se sembró desconfianza entre socios históricos, se debilitó el sistema multilateral de comercio —encabezado por la OMC— y se normalizó el uso del proteccionismo como arma geopolítica. Hoy, el mundo es más incierto y más fragmentado económicamente, en buena parte por una política arancelaria que priorizó la confrontación sobre la cooperación.

Conclusión: el mundo no necesita muros económicos

El experimento arancelario de Trump fue un retroceso a una era en la que los países se encerraban detrás de fronteras económicas. La historia ya ha demostrado que el aislamiento no trae prosperidad, sino estancamiento. Si el mundo quiere recuperarse de los estragos de esta política cortoplacista, debe apostar nuevamente por el libre comercio, la integración regional y una gobernanza global basada en reglas, no en caprichos.

Porque al final del día, levantar muros —económicos o físicos— solo deja ruinas.

#TrumpAranceles #CrisisEconómicaGlobal #ProteccionismoFracaso #LibreComercioYa #EconomíaGlobal #GuerraComercial #PostTrump #ColumnaDeOpinión #ActualidadEconómica #ImpactoMundial

Misión

Crear nuevos espacios de credibilidad, para la actualidad, abonando a la revolución de las conciencias de un México pasante de una nueva revolución, 

Visión

Un México de primer mundo erradicando la corrupción, y dando a cada ciudadano el mismo valor, en un entorno seguro y progresista.

Adiós, adiós